Hace mas de 21 años, hubo masacre en Paya junto con la comunidad de Púcuru, cuando sufrieron el peor ataque de su historia cuando los paramilitares colombianos irrumpieron en su territorio. El 18 de enero de 2003, la paz se vio interrumpida mientras los hermanos de la comunidad de Paya celebraban una festividad tradicional con chicha fuerte. Prácticamente, ese día hubo una masacre en Paya y Púcuru.
Paya y Púcuru son dos comunidades Guna que se encuentran en el territorio ancestral del Pueblo Gunadule. Geográficamente, se encuentra al este de la República de Panamá, en la provincia de Darién, en la frontera con Colombia.
Para el Pueblo Gunadule, Daggargunyala es tierra ancestral y sagrado, donde surgió y consolidó como un pueblo. Quizás son los hermanos más olvidados en comparación con Gunayala, Madungandí y Wargandí. Es difícil llegar a ese territorio, ya que no cuentan con las carreteras e infraestructuras necesarias.
Conflicto Armado en la Vecina Colombiana
Hace décadas, en la República de Colombia, ha desatado la violencia entre los paramilitares, guerrillas, narcos y etc. En las fronteras olvidadas, sin ningún protección por parte de los gobiernos de Panamá y Colombia, la población indígena han sufrido las consecuencias, su único error es vivir en la frontera.
Igualmente, los hermanos Gunas que viven en la frontera de Colombia, como en las comunidades de Arquia y Caimán Nuevo, no escaparon a la violencia criminal, siendo abandonados por su gobierno. Lo mismo ocurrió en la comunidad de Paya, la última en la frontera de Panamá, también desprotegida por el gobierno panameño.
La guerra entre los grupos criminales armados prácticamente se asentaron en la frontera Colombo Panameño, donde la seguridad y protección de los estados están ausentes. Los grupos armados colombianos entraban en ambos territorios como Pedro en su casa y hacía lo que le da la ganan, asesinaban, secuestraban, violaban y etc.
El Día del Siniestro de las Comunidades de Paya y Pucuru
Daggargunyala, territorio llamado así por los Gunas, donde viven las comunidades víctimas de la violencia criminal como son: Paya y Púcuru. Mientras celebraban la fiesta de la pubertad con chicha fuerte, hombres armados interrumpieron la fiesta y la paz de manera violenta.
El 18 de enero de 2003 siempre será recordado por el pueblo Daggargunyala como un día oscuro y de luto, en el que fueron tratados como animales. Los dos líderes más importantes de Paya fueron asesinados cruelmente, simplemente por ser líderes de su comunidad.
El Cacique Ernesto Ayala y el segundo líder Pascual Ayala, junto con Suaribed Luis Enrique Martínez y Jacinto Ayala, fueron víctimas de violencia. Fueron torturados y atados. Esa misma tarde, cuando ya estaba oscureciendo, se escucharon detonaciones de armas de fuego que acabaron con la vida de los líderes.
Llegaron a otro pueblo cercano como Pucuru, también en ese lugar asesinaron al Sagla de la Comunidad Gilberto Vasquéz. La población se estremeció y con miedo, se escaparon hacia un pueblo más cercano y más seguro. Aunque la palabra masacre en paya queda corto, lo que hicieron no tienen perdón de dios.
Después de los Hechos y Testimonios de Masacre en Paya
A 20km de Paya se encuentra un pueblo que se llama Boca de Cupe, su población no es indígena, la mayoría son Afrodescendiente. La población de Paya y Púcuru llegaron en piraguas huyendo de la violencia y se resguardaron en varios días y con miedo.
Al día siguiente, desde la Ciudad de Panamá arribaron las fuerzas de seguridad pública y médicos forenses para examinar los cuerpos, que ya estaban enterrados en una fosa. La reacción de los diarios nacionales no se quedaron atrás como en sus portadas: Terror y abandono después de masacre en paya, Paramilitares asesinan y saquean, y entre otros.
Uno de los sobrevivientes, que escapó milagrosamente, relató cómo fueron amordazados y torturados. También describió que uno de los miembros del grupo fue asesinado a cuchilladas, como si fuera un animal.
La Consecuencia Después de Masacre en Paya
La mayor consecuencia que sufrió el pueblo Guna de Daggargunyala fue la pérdida de su identidad y cultura tras la muerte de sus líderes tradicionales. Estos líderes no eran personas cualquiera; tenían un profundo conocimiento de la historia y las tradiciones del pueblo Guna.
Después de esos sucesos, el pueblo de Paya y Pucuru ya no fue el mismo. Poco a poco, empezaron a olvidar las fiestas rituales como la de la pubertad. Ya no había cantos en Onmaggednega, ni líderes a seguir. Antes intercambiaban y se reunían con las comunidades Gunas de Colombia, como Arquia y Caimán, participando en congresos y festividades. Pero después, ya no fue posible.
Pasaron 18 años desde la masacre. En 2021, el pueblo Guna de Arquia y Paya pudieron reunirse de nuevo. Cantaron en Onmaggednega (la Casa del Congreso) y también conmemoraron el día en que asesinaron a sus líderes tradicionales.
Es una historia que se ha olvidado, y las comunidades indígenas en la frontera siguen desprotegidas. Ojalá no vuelvan a ocurrir acontecimientos como la masacre en Paya, que solo causan sufrimiento a la población indefensa.