Revolución Guna: 100 Años de Lucha y Resistencia

Revolución Guna

La Revolución Guna fue un acontecimiento histórico ocurrido en febrero de 1925, motivado principalmente por la imposición de la cultura occidental sobre el pueblo Guna. Como respuesta, los Guna se alzaron en armas y derramaron sangre para defender su identidad y sus tradiciones. Cada febrero, el pueblo Guna conmemora esta gesta, recordando la valentía de sus antepasados frente al gobierno panameño.

Este levantamiento no solo simboliza la defensa de las costumbres ancestrales, sino también una lucha por la autodeterminación: el derecho a gobernarse dentro de su propio territorio. Gracias a esta resistencia, hoy la Comarca Guna Yala cuenta con autonomía, leyes propias y prácticas basadas en su cosmovisión.

No obstante, muchas personas, por desconocimiento, cuestionan por qué el gobierno panameño permite el cobro por ingresar a Guna Yala o por qué se reconoce su autonomía. Estas preguntas reflejan una falta de conocimiento sobre una historia que rara vez se enseña en las escuelas o universidades en Panamá. Como resultado, persiste la idea errónea de que los territorios comarcales fueron otorgados sin lucha, cuando en realidad fueron conquistados mediante años de resistencia y sacrificio.

Antes de la Revolución Guna

Revolución Guna
Dramatización de la Revolución Guna
Dramatización de la Revolución Guna. Foto por https://www.charlieeitzen.com/

Tras la separación de Panamá de Colombia en 1903, los territorios del pueblo Guna también se dividieron. Hoy en día, estos incluyen la Comarca Guna Yala, Wargandí, Madungandí (en Panamá), y Daggargunyala, Ibgigandiwala (Caimán Nuevo) y Maggilagundiwala (Arquía) en Colombia.

Bajo el dominio colombiano, los territorios Guna formaban una unidad territorial continua. Sin embargo, bajo el nuevo gobierno panameño, no fueron plenamente reconocidos, por lo que desde 1903 los Guna han reivindicado estas tierras como parte de su herencia ancestral.

En este nuevo contexto, el Estado panameño comenzó a implementar leyes que consideraban a los pueblos indígenas como “salvajes” y, por tanto, sujetos a “civilización”. La Ley 59 del 31 de diciembre de 1908, por ejemplo, declaraba:

“El Poder Ejecutivo, de acuerdo con el Jefe de la Iglesia Católica de la República, procurará por todos los medios pacíficos posibles la reducción a la vida civilizada de las tribus salvajes de indígenas que existen en el país.”

Así, la Iglesia Católica ingresó a Guna Yala en 1907 con el padre Leonardo Gassó, quien se estableció en la comunidad de Narganá (Yandub). Su misión era evangelizar, enseñar español e imponer valores occidentales, desplazando las costumbres tradicionales.

En 1913, llegó también la Iglesia Protestante con la misionera británica Anna Coope, quien, a diferencia de Gassó, mostró mayor respeto hacia la cultura Guna, aunque igualmente introdujo cambios significativos.

Revolución Guna: Iglesia Católica y el Conflicto Cultural

Dramatización de la Revolución Guna
Dramatización de la Revolución Guna. Fotografía por @charlieeitzen

El padre Gassó, respaldado por el obispo y el presidente panameño, fue aceptado en Narganá por el sagla Charles Robinson, aunque otros líderes se opusieron. Fue el primer contacto profundo entre la cultura Guna y el mundo occidental.

Jóvenes Guna comenzaron a ser enviados a la Ciudad de Panamá para su educación y adoctrinamiento. Varias familias abandonaron la onmaggednega (Casa de Reunión) para asistir a la iglesia. Gassó condenaba abiertamente las prácticas tradicionales: rituales con chicha fuerte, el uso de nudsu (figuras rituales), y los procesos de curación espiritual, tachándolos de «paganos» o “satánicos”.

Narganá se convirtió en un centro de conflicto interno, con una población dividida entre seguir la iglesia o sus raíces culturales. Esta situación se replicó en otras comunidades como San Ignacio de Tupile y Corazón de Jesús.

Revolución Guna: Iglesia Protestante y su influencia

Anna Coope, al llegar en 1913, promovió la educación en inglés y estableció relaciones más armoniosas con los Guna. Sin embargo, con el tiempo, sus acciones también transformaron la cultura local. Las niñas abandonaron su vestimenta tradicional, los bebés fueron bautizados con nombres anglosajones, y algunos jóvenes fueron enviados a EE.UU. para formarse como futuros “civilizadores”.

Aunque su método fue más sutil, el impacto fue igualmente profundo. La celebración de rituales tradicionales decayó, y muchas familias se trasladaron a otras comunidades para preservar sus costumbres.

Revolución Guna: El Gobierno Panameño Intensifica su Presencia

La Ley 56 de 1912 impulsó la «civilización» indígena con centros escolares, cuarteles policiales, juzgados y venta de tierras. En 1915, bajo la presidencia de Belisario Porras, se creó la Intendencia de San Blas con sede en El Porvenir. Esta medida trajo consigo a la policía colonial, escuelas oficiales y actividades foráneas como carnavales.

Los abusos no tardaron en aparecer. Mujeres fueron forzadas a asistir a cantinas, despojadas de su vestimenta tradicional y agredidas sexualmente. La cultura Guna fue reprimida activamente en nombre del «progreso».

El gobierno también comenzó a vender tierras indígenas sin consentimiento, beneficiando a funcionarios y empresarios. Como documentó el antropólogo James Howe, si los líderes Guna hubieran conocido estos planes, se habrían horrorizados.

El Estallido: Enfrentamientos y Represión

Desde 1920, los conflictos se intensificaron. Las niñas Guna eran obligadas a vestir como occidentales en las escuelas. Los saglas que no cumplían con las directrices del gobierno eran encarcelados o multados.

En 1921, surgieron líderes indígenas aliados al gobierno como Claudio Iglesias y Estanislao López, quienes ayudaron a imponer estas políticas en comunidades como Narganá. En 1924, estalló un enfrentamiento en Río Azúcar entre policías coloniales y Guna que habían huido de la represión. En ese episodio murieron dos policías, incluido Iglesias.

Febrero de 1925: El Mes de la Insurrección

El 12 de febrero de 1925, en una asamblea en Ailigandí, se firmó el acta de independencia del Pueblo Dule. Aunque el estallido principal ocurrió el 25 de febrero, la organización y las decisiones clave ya se habían tomado.

Desde Ailigandí y Gardí se organizaron ataques coordinados contra las comunidades más influenciadas por la civilización occidental. Más de 200 cayucos partieron hacia comunidades como Playón Chico, Tupile, Corazón de Jesús, Ukupa y Narganá. Los enfrentamientos dejaron múltiples bajas en las fuerzas policiales.

El liderazgo de Nele Kantule y Simral Colman fue fundamental. Contaron incluso con el apoyo de Richard O. Marsh, ciudadano estadounidense que sirvió como intermediario.

Consecuencia de la Revolución Guna: Convenio de Paz

Tras los sucesos violentos, Estanislao López informó al intendente Andrés Mojica, quien a su vez notificó al presidente Rodolfo Chiari. Se preparó una ofensiva con más de 100 policías armados, pero no llegaron a entrar a Guna Yala.

El 28 de febrero, el destructor estadounidense USS Cleveland atracó en El Porvenir con autoridades panameñas, representantes de EE.UU. y líderes Guna. Allí se iniciaron las negociaciones.

El 4 de marzo de 1925 se firmó el Convenio de Paz, mediante el cual el gobierno panameño se comprometía a respetar la autonomía del pueblo Guna y sus tradiciones, a cambio de mantener la unidad nacional y permitir la educación sin imposiciones.

Durante la revolución guna murieron 26 policías coloniales y un revolucionario Guna. En 1930 se estableció la Reserva de San Blas, y en 1938 se reconoció oficialmente la Comarca de San Blas, hoy conocida como Comarca Guna Yala.

La Revolución Guna no es solo un hecho del pasado; es una memoria viva que sigue dando sentido a la lucha actual por los derechos indígenas en Panamá. Comprender esta historia es indispensable para valorar la diversidad cultural del país y el coraje de un pueblo que supo decir «no» ante la opresión.

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