Indígenas en Zoológicos Humanos

Indígenas en zoológicos humanos

La expresión «Zoológicos humanos» indicaba que se exhibían seres humanos cuyas características étnicas o individuales se consideraban diferentes, primitivas o salvajes. En este sentido describe una actitud de supremacía cultural. Sabías que los indígenas estuvieron en zoológicos humanos, como animales en Europa.

Encerrado en jaulas como animales, exhibidos sin ningún tipo de respeto y obligados a vivir en condiciones infrahumanas, miles de personas sufrieron bajo el ojo público tras la popularización de unos supuestos zoológicos que prometían un intercambio cultural entre humanos exóticos y los miembros más favorecidos de la comunidad europea.

Desde que los Europeos llegaron al nuevo continente (América), hicieron de todo, saquearon los recursos naturales y riquezas de los pueblos Indígenas para llevarlos a los países del viejo continente, quizás pocos saben, que también raptaron o llevaron sin su consentimiento a los indígenas a estos países para mostrarlos en público según ellos son salvajes y primitivos.

Los blancos siempre consideraron a los indígenas como una raza inferior debido a su etnia diferente. Desde la invasión al nuevo continente, saquearon todo a su paso: recursos y hasta nuestra identidad como pueblos indígenas.

Traslados de los Indígenas a Europa

Durante el milenio de 1700 a 1800 la sociedad europea sentía una gran fascinación por lo desconocido y exótico. Parte de esta fascinación dirigida a grupos nativos alrededor del mundo. Así se comienzan a traer grupos de indígenas para observarlos, estudiarlos, y compararlos con la raza civilizada. Con esto se crea el concepto de zoológicos humanos.

A finales de los años 1890, algunos gobiernos de América autorizaron el secuestro de grupos de personas pertenecientes a las etnias indígenas que habitaban el extremo sur del país, llevándolos a Europa sin su consentimiento. Quienes los secuestraban tenían un fin determinado: exhibirlos en zoológicos humanos donde los europeos podían observar directamente a los «salvajes» del fin del mundo.

Exhibiciones en Zoológicos Humanos

Indígenas en zoológicos humanos

En algunos casos, las autoridades de sus respectivos países permitieron que llevaran a los indígenas contra su voluntad y los exhibieran para satisfacer la curiosidad del público y el interés antropológico de círculos científicos, mientras que en otros casos mostraron total indiferencia.

Ésa es la historia de los Indígenas en zoológicos humanos un documental dirigido por Periodista e historiador chileno, Hans Mülchi que se estreno en el año 2010 con el titulo «CALAFATE, ZOOLÓGICOS HUMANOS» y cuenta la triste historia del destino sufrido por unos 30 indígenas kawésqar, mapuche, tehuelche y selk’nam a fines del siglo XIX.

Los investigadores del dicha documental iniciaron una gira por seis países europeos para recrear la experiencia que sufrieron los indígenas. Además, quisieron descubrir en qué se habían convertidos los lugares donde exponian, detrás de rejas o sobre escenarios. En París, el sitio es ahora un parque de entretenciones infantiles; en Londres, una iglesia evangélica; en Bruselas está al pie del Parlamento Europeo. En Berlín los exhibieron derechamente en el zoológico.

Repatriación de los Restos a América

El documental no solo reveló la historia de los indígenas que fueron llevados a Europa, sino que la investigación que desarrollaron los historiadores en 2008, permitió que se hallaran osamentas de cinco personas en una universidad suiza. Ante esto, las dirigentas Celina Llanllán y Haydeé Águila iniciaron gestiones para repatriar los restos, que fueron restituidos a sus comunidades de origen.

Los kawésqar eran indígenas navegantes que habitaban los gélidos territorios de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Sudamérica. Once de sus integrantes fueron llevados a París para ser mostrados en el jardín de aclimatación de Bois de Boulogne y después fueron a Alemania para ser exhibidos en el zoológico de Berlín.

Sólo cuatro de ellos regresaron vivos a Punta Arenas, ubicada a 3.090 kilómetros al sur de Santiago, y una extensa investigación permitió que, 131 años después, las osamentas de cinco miembros de la etnia puedan desde ahora yacer junto a sus descendientes.

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